El hecho que nos ha creado la necesidad de escribir en cuadros y lienzos este artículo, es que estos dos óleos sobre tabla están actualmente expuestos en una sala que no es la habitual, pudiéndose contemplar la evolución del trabajo de restauración realizado sobre ambas pinturas a través de un excepcional montaje expositivo. La cuestión es que el próximo 19 de junio de 2011, ambas obras volverán a su ubicación original y el público ya no podrá conocer de primera mano todo el proceso de restauración seguido.
Las dos tablas de Durero se exhiben en las sala 49 del Museo del Prado de tal manera que también se pueden contemplar sus reversos; a su vez, en la sala 55 B, dedicada a la pintura alemana, se ha montado una pequeña muestra en la que se incluyen radiografías y fotos de infrarrojos de las dos tablas, constatando el proceso de ejecución de ambas pinturas y certificando su estado de conservación actual, así como un video con imágenes del proceso de restauración (que también podéis ver a continuación en este artículo).
Los cuadros Adán (oleo sobre tabla de 209x81 cm) y Eva (oleo sobre tabla de 209x80 cm) fueron pintados por Alberto Durero en 1507, tras su segundo viaje a Venecia, en ellos el pintor de Nuremberg (Alemania) representa a las dos figuras bíblicas a escala natural, con un trazado de contornos fluido y sustituyendo el canon vitrubiano (de ocho cabezas), por uno más estilizado de nueve cabezas. Un incipiente Manierismo, estilo artístico que predominó en Italia desde el final del Alto Renacimiento (1530) hasta el comienzo del Barroco y uno de cuyos máximos exponentes fue El Greco, se hace patente en la postura inestable de las figuras, los rostros absortos, los gestos afligidos y la sensación de movimiento rítmico, sin embargo este estilo fue abandonado muy pronto por Durero.
Desde su creación, las tablas pasaron por múltiples manos: el Ayuntamiento de Nuremberg, el emperador Rodolfo II que las ubicó en el castillo de Praga, Cristina de Suecia que las capturó durante el saqueo de Praga en 1648, y que posteriormente se las regaló al rey español Felipe IV, gran amante de la pintura y el arte.
Tras su llegada a Madrid en 1655, ambas obras pasaron por las "Bóvedas de Tiziano" en el Alcázar madrileño (incendiado en 1734), por el Buen Retiro, por la Academia de San Fernando bajo el reinado de Carlos III (que las incluyó en una lista de cuadros indecentes y sólo se salvaron de su destrucción gracias a la intervención del entonces pintor del rey, Antonio Rafael Mengs), y la Sala de Juntas bajo el reinado de José Bonaparte. No fue hasta 1827 cuando finalmente ingresaron en el Museo del Prado y se colocaron en una sala cerrada y reservada a las pinturas de desnudos, siendo 1838 el año en que se integraron en la exposición abierta del museo.
Por otro lado, las dos tablas no pueden considerarse como un mero enardecimiento de la carnalidad, ya que tras las dos pintura subyace una clara reflexión moral, reflejada en la circunstancia de que en la cartela que cuelga de la rama del árbol de la tabla de Eva (ver imagen más abajo), se hace alusión al "parto de la Virgen" (post Virginis partum), la mujer sin mancha elegida por Dios para salvar a los hombres del pecado original que Adán y Eva se disponían a cometer en ese momento.
A continuación también os dejo algunas imágenes con el antes, el durante y el después de la restauración de ambas obras de arte:
Detalle del cabello y la rama del árbol de Eva (en la imagen de antes se hace patente los huecos dejados por los tornillos utilizados para sujetar la tabla y el basto repinte al óleo que se hizo en una anterior restauración, en el durante se aprecia la eliminación de dicho repinte apareciendo las calidades del cabello y las erosiones de la pintura original, y en el después se puede ver como se arreglaron los huecos dejados por los tornillos con el estucado y se repintó correctamente el cabello de Eva).
Un mechón del cabello de Eva (tras la eliminación del barniz se pueden ver zonas con el craquelado desprendido, incluso formando ampollas, problemas que tras la restauración han desaparecido, evitándose el posible desprendimiento del color).
La hoja central que tapa en el cuerpo de Eva (de nuevo aparecen claramente visibles los huecos de los tornillos procedentes del soporte antiguo que rompieron la película pictórica y que fueron restaurados con el estucado de los huecos).
La cabeza y rostro de Adán (este conjunto de imágenes muestra cómo, después de retirar la suciedad y los barnices de una anterior restauración, aparece un tono más real de la carne).
La mano de Adán (una zona bastante deteriorada del cuadro que ha sido soberbiamente restaurada, recuperando la calidad y volumen original y la tonalidad auténtica).
Las piernas de Adán (detalles del progreso de restauración).
Más información en: Instalación especial de "Adan" y "Eva" en el Museo del Prado.
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