En la España de la Inquisición resultaba raro y hasta algo peligroso pintar a una mujer desnuda, pero Francisco de Goya y Lucientes (1746–1828) no era una persona que se intimidara con facilidad y decidió pintar uno de sus óleos sobre lienzo más famosos, La maja desnuda. Este en aquella época polémico cuadro, una de las más célebres obras de Francisco de Goya, está rodeado de un buen número de anécdotas y curiosidades.
La primera de ellas es que hay quien cree que la modelo del cuadro fue María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, duquesa de Alba, de la que se dijo que tuvo un romance con el pintor. Otro de los rumores que rodean al cuadro es que Goya tomó la fama de pintor rápido a raíz de pintar este óleo. Se dice que, mientras Goya lo pintaba, alguien informó al marido de la duquesa de Alba, José Álvarez de Toledo y Gonzaga, de que éste estaba pintando un retrato de su mujer desnuda. El ofendido marido acudió al día siguiente al estudio del artista, pero una vez allí, lo único que pudo ver fue el retrato de su mujer… totalmente vestida. La leyenda señala que Goya, alertado de que el marido de la duquesa había sido informado de que la estaba representando sin ropa, pintó el cuadro de La maja vestida en esa misma noche, sobreponiéndolo al óleo de la primera pintura.