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Paul Cézanne (1839-1906), el padre del arte moderno

El pasado 19 de enero, Google se hacía eco en su buscador del 183 aniversario del nacimiento del pintor francés postimpresionista Paul Cézanne, y lo hacía mediante uno de sus ya más que conocidos "doodles" (los dibujos con los que a diario Google rememora los más diversos acontecimientos acaecidos a los largo de la historia). Para honrar a Paul Cézanne, los creativos de Google han pintado un bodegón intentando, a mi entender con poca fortuna, imitar la genialidad del pintor francés (en la imagen adjunta podéis ver la evolución que sufrió el cuadro). Eso sí, hay que reconocer que no debió resultar sencillo disponer los objetos del bodegón de manera que consiguieran representas las letras del buscador de Google.

El doodle de Paul Cézanne en el 172 aniversario de su nacimiento

El caso es que aprovechando este hecho y sabiendo que la Historia del Arte considera a Paul Cézanne como el padre del arte moderno, desde cuadros y lienzos hemos decidido escribir un artículo sobre este genio de la pintura.

Fue el propio Cézanne el que al final de sus días señalaba con cierta amargura: "Quizá nací demasiado pronto", y lo hacía porque pensaba que se había equivocado de siglo. El tiempo le ha dado la razón, porque el que hoy es considerado padre de la pintura moderna fue rechazado en su época por sus contemporáneos, de manera que la primera exposición de sus obras, organizada por el en ese momento desconocido comerciante de arte Ambroise Vollard, tuvo lugar cuando ya contaba con cincuenta y seis años.

Paul Cézanne en sus inicios pasó por un período de inspiración romántica caracterizado por la representación de temas violentos y formas barrocas, periodo al que siguió una fase breve impresionista. Pero después de estos periodos Cézanne se orientó en una dirección totalmente nueva, de manera que su pintura puede distinguirse a primera vista gracias a los trazos largos y potentes que dan cuerpo al motivo central de sus cuadros. El pintor francés se mostraba indeciso acerca de los colores que habría de emplear en sus pinturas, por este motivo Cézanne dejaba espacios blancos en la tela, para rellenarlos posteriormente después de observar con detenimiento a sus modelos. Las composiciones pictóricas de Cézanne son complejas y de contenido muy rico, el pintor francés seguía siempre un procedimiento metódico y progresivo.

El propio Cézanne denominaba a este procedimiento "El método", un método que consistía en observar la naturaleza y reproducir las sensaciones que experimentaba con ella. Así se lo hizo saber su amigo, el pintor postimpresionista francés Émile Bernard, cuando le dijo: "El artista debe rechazar la opinión que no se base en la observación inteligente de la naturaleza. Debe desconfiar de los cánones artísticos que muy a menudo impulsan a los pintores a alejarse del verdadero objetivo -el estudio concreto de la naturaleza- para perderse en especulaciones intangibles". Esta frase deja muy claro que Cézanne era claramente afín con un tipo de pintura objetiva

Las primeras obras de Cézanne ofrecen una expresión impetuosa y testimonian una especie de voluptuosidad en la forma en que el pintor extiende sobre sus lienzos una pasta espesa sobre la cual el pincel enflaquece. Fue un momento en el que Cézanne buscaba la forma de simplificar su técnica pictórica, y cuanto más la dominaba, más se alejaba su pintura del tema representado. Paisajes, naturalezas muertas, interiores y retratos se convertían bajo sus pinceladas en combinaciones de planos, conjuntos de líneas y colores.

Hasta el final de su vida, Paul Cézanne se esforzó en dominar esta técnica pictórica, realizando lentos progresos y dedicándose de forma obsesiva a conseguir una adecuación entre la observación de la naturaleza y la plasmación de las sensaciones que dicha naturaleza le reportaba. El fin de sus pinturas no era reproducir un tema, sino fabricarlo por medio de líneas de colores. Cézanne era un pintor modesto que, al igual que los pintores primitivos y los imagineros medievales, se consideraba un artesano de la pintura: "Soy un primitivo en el camino que yo mismo he descubierto".

Nada hacía prever en su época la gran repercusión que ese arte primitivo tendría en la pintura y escultura de comienzos de siglo XX, y la influencia que dicha pintura ejercería en los artistas de las generaciones siguientes. La riqueza de su obra y la clarividencia de sus análisis, convirtieron a Paul Cézanne en el artista más reconocido de los siglos XIX y XX. Aún permaneciendo anclado en el siglo XIX por su tendencia a representar el mundo, también fue capaz de anunciar, gracias al método que rige su pintura, las grandes obras del siglo XX.

La influencia de Cézanne sobre los primeros cubistas es evidente, así Pablo Picasso, George Braque, Juan Gris, o André Derain, vuelven a los fruteros rebosantes, a los bañistas, a los arlequines y a las vistas de L'Estaque, temas todos muy tratados por el maestro de Aix, ciudad donde nació Paul Cézanne. Sin ir más lejos, Las señoritas de Aviñón, obra de Pablo Picasso y fundadora del movimiento cubista, fue comenzada en el invierno de 1906, inmediatamente después de la muerte de Cézanne. No obstante, son muchas las obras que muestran la influencia que la pintura de Cézanne ejerció en sus coetáneos.

De esta manera el arte de Paul Cézanne terminó por imponerse en Europa como punto de partida de todas las vanguardias artísticas que muy pronto llevarían el cubismo a la gran aventura de la abstracción. Tras su fallecimiento, la pintura de Cézanne fue reconocida a nivel mundial: en Inglaterra se reveló su obra en las exposiciones postimpresionistas de 1912 y 1913; en Alemania, por medio de la exposición del Sonderbund de Colonia realizada en 1912; en Italia su pintura se descubría en 1913, en la Secesión que se desarrolló en Roma; el Armory Show de Nueva York lo daba a conocer en 1913 en América, donde Cézanne se impuso, junto con Van Gogh, como padre de la revolución pictórica contemporánea. Ya a partir de 1914 sus cuadros eclipsaban a los de los impresionistas más cotizados, como Monet y Pissarro.

Cézanne fue el primer pintor que redujo la pintura a su expresión literal: "A medida que se pinta, se dibuja; cuanto más se armoniza el color, más precisión adquiere el dibujo. Cuando el color está en la cima de su riqueza, la forma alcanza toda su plenitud". Cézanne experimentó con la falta de coincidencia entre color y dibujo, consiguiendo finalmente que ambos términos, en muchos casos contrapuestos, se reconciliaran bajo su pincel.

Paul Cézanne fue también el primero en intuir el punto de partida abstracto de todo cuadro, llevando al límite el análisis de las sensaciones cromáticas. Este hecho se hizo todavía más patente al final de su vida, cuando su vista se hizo menos aguda y se veía incapaz de encontrar en la pura observación de la naturaleza las soluciones necesarias para llevar a cabo sus obras. Así, en una carta a Émile Bernard del 23 de octubre de 1905 le decía: "Ahora, viejo, con casi setenta años, las sensaciones de color que producen la luz son causa de abstracciones que no me permiten cubrir el lienzo, ni intentar la delimitación de los objetos cuando los puntos de contacto son tenues, delicados; de donde se desprende que mis imágenes sobre la tela son incompletas".

En la actualidad está bastante claro que el quehacer pictórico de Cézanne ha sido decisivo y fundamental para el desarrollo del arte contemporáneo, desde la innovación cubista hasta el arte abstracto y sus distintas modalidades. Esta influencia dominó la escena artística hasta la primera guerra mundial, resultando fundamental en la estilización del cubismo y en la afirmación por el color de los fovistas. La obra de Paul Cézanne es el origen de todas las manifestaciones artísticas que siguieron, manifestaciones a las que impuso una visión trascendente del arte.

Cézanne fue un investigador de la pintura infatigable, llegando a declarar al final de sus días y en una carta escrita a Ambroise Vollard el 9 de enero de 1903, haber sólo vislumbrado el rumbo que debía tomar su pintura: "Trabajo obstinadamente, entreveo la Tierra Prometida. ¿Acabaré quizás como el que guió a los hebreos o lograré alcanzarla también yo? He hecho algunos progresos. ¿Por qué tan tarde y con tantas fatigas? ¿Será el arte, en efecto, un sacerdocio que requiere pureza y abnegación total?".

Paul Cézanne, solitario e introvertido, sólo admitía a su lado artistas, escritores y pintores, que fueron sus portavoces en el siglo XX. La obra pictórica del viejo maestro abrió el camino para las concepciones artísticas de dicho siglo, así lo reconoció el propio Henri Matisse, uno de sus más fervientes admiradores, que solía repetir: "Cézanne, maestro de todos nosotros".

Las cinco mejores obras de Cézanne

A continuación os dejo las que para mí son las mejores cinco obras de Paul Cézanne, una muestra escasa pero muy valiosa de la obra del artista francés.

La casa del ahorcado en Auvers-sur-Oise, 1873, óleo sobre lienzo, 55x66 cm, Museo de Orsay, París.

La casa del ahorcado en Auvers-sur-Oise, Paul Cézanne, 1873, óleo sobre lienzo, 55x66 cm, Museo de Orsay, París.

Uno de los cuadros de los que más satisfecho quedó Cézanne a lo largo de su carrera. Por este motivo decidió firmarlo en rojo en el ángulo inferior, algo muy raro de encontrar en sus lienzos. El cuadro fue presentado en la primera exposición impresionista, en la que figuró con este mismo título.

En este cuadro, Cézanne emplea de forma abundante el color luminoso que extiende por todas partes. Pero ni el punto de vista tan forzado, ni la técnica utilizada al aplicar el color siguen las pautas impresionistas, ni en cantidad, ni en el modo de disponerlo con el pincel. Cézanne va añadiendo pincelada sobre pincelada hasta lograr significativas zonas de relieve.

El resultado es una imagen de solidez y hasta de pesadez de las formas, en contradicción con la sensación de ligereza de los lienzos impresionistas.

Retrato de Víctor Choquet sentado, 1877, óleo sobre lienzo, 46x38 cm, Columbus Museum of Art, Ohio.

Retrato de Víctor Choquet sentado, Paul Cezanne, 1877, óleo sobre lienzo, 46x38 cm, Columbus Museum of Art, Ohio.

Víctor Choquet (1821-1891) fue el más temprano coleccionista de las obras de Cézanne, llegando a reunir treinta y cuatro lienzos del artista francés.

El cuadro es estéticamente uno de los retratos más audaces de Cézanne y, sin duda, el más atípico, puesto que además del formato tan pequeño, utilizó una gama de colores variada y brillante que, por su disposición en cortas pinceladas paralelas, dotan de una sensación vibrante a la obra.

Autorretrato con paleta, 1885-1887, óleo sobre lienzo, 92x73 cm, Colección Bührle, Zurich.

Autorretrato con paleta, Paul Cézanne, 1885-1887, óleo sobre lienzo, 92x73 cm, Colección Bührle, Zurich.

De los más de cuarenta autorretratos que se hizo Paul Cézanne, este es el único en que lo hizo con los instrumentos de su profesión, concentrado ante un lienzo, con la paleta y los pinceles en la mano. Por este motivo se representó de algo más de medio cuerpo.

A pesar de que dejó sin terminar algunas partes del retrato, su composición transmite una imagen de firmeza y de trabada solidez. Cézanne consigue articular con sencillez elemental todos los elementos plásticos, convirtiéndolo en una pequeña obra maestra y en uno de los cuadros más representativos como emblema moral de sí mismo.

En el cuadro el artista suprimió toda referencia espacial, pues el fondo de delicadas y transparentes pinceladas parece más bien el efecto del cielo que el del interior de un estudio.

Naturaleza muerta con cesta de frutas (La mesa de cocina), 1888-1890, óleo sobre lienzo, 65x80 cm, Museo de Orsay, París.

Naturaleza muerta con cesta de frutas (La mesa de cocina), Paul Cézanne, 1888-1890, óleo sobre lienzo, 65x80 cm, Museo de Orsay, París.

Entre la selección de obras de Cézanne no podía faltar un bodegón y éste es, además, una obra sorprendente por lo avanzado de la propuesta pictórica que planteó y resolvió de forma brillante y magistral. La obra rompió con la norma de la perspectiva lineal de la época, utilizando dos claras distorsiones, la de los objetos y la del espacio.

Se puede observar que la parte de la izquierda, donde los objetos son más pequeños, está pintada ostensiblemente más baja que la de la derecha, en la que aparecen concentrados los objetos más voluminosos, donde destaca, arrebatando de inmediato la atención del espectador por su tamaño y color y por vertebrar un potentísimo eje de composición vertical, la descomunal pera verde.

En este cuadro Cézanne utiliza varias perspectivas quebradas con las que confiere a cada objeto un espacio propio en medio de toda una coexistencia de formas. Pero es el color el que hace que confluyan toda está síntesis de perspectivas, relacionando todos los elementos con la misma libertad con la que da forma y modela cada una de las frutas y objetos. Sin duda, nos encontramos ante una obra maestra.

Los jugadores de cartas, 1893-1896, óleo sobre lienzo, 47x56 cm, Museo de Orsay, París.

Los jugadores de cartas, Paul Cézanne, 1893-1896, óleo sobre lienzo, 47x56 cm, Museo de Orsay, París.

Este pequeño lienzo es, por conseguir expresar de modo audaz los conceptos tan singulares que tenía Cézanne sobre el color, la forma y la perspectiva, una de las obras maestras de la Historia de la Pintura y uno de los cuadros de Paul Cézanne que más veces se ha representado.

El lenguaje del color de esta obra es tremendo, siendo el medio principal para expresar la relación inseparable de las figuras situadas a ambos lados de la estrecha mesa. Además, es tan potente la fuerza mental de cada jugador; tranquilo y dominador el de la izquierda, e indeciso por estar pensando que carta jugar, el de la derecha, que Cézanne tuvo que modificar y tratar las formas con suma delicadeza.

Tampoco debemos olvidar la silueta oscura de la botella y la increíble sensación de equilibrio que produce la fina raya blanca que hace de reflejo sobre la misma.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen post. La información que das sobre Cézanne me parece muy interesante, sus obras muy bien analizadas. Pásate, si quieres, por www.fernandoaviles.com, somos blogs hermanos.

Un saludo

JLPM dijo...

Gracias Fernando, me gusta mucho la pintura de Paul Cézanne y al ir escribiendo el artículo iban surgiendo más y más cosas... incluso llegó un momento que pensé que no lo iba a terminar nunca.